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viernes, 10 de abril de 2009

Zapata, su sangre abarca el mundo

ANENECUILCO, México.— El legendario líder revolucionario, Emiliano Zapata, tiene una nieta mitad mexicana mitad francesa que se llama Margarita, una ex guerrillera del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), miembro de la Internacional Socialista y promotora de los derechos humanos. "Estoy muy orgullosa de mi abuelo, pero no ha sido mi carta de presentación", dice en una entrevista desde su departamento en la Ciudad de México, donde regresó a vivir para dirigir una fundación en honor de su abuelo, después de años como luchadora social en Nicaragua, Costa Rica y Europa.

Margarita Zapata, de 58 años, es hija de Luis Eugenio, uno de los 12 descendientes que tuvo el caudillo del sur, nacido en Anenecuilco, Morelos, idolatrado en México tanto como Abraham Lincon en EEUU. Con el lema "Tierra y Libertad", Emiliano se unió en 1910 a la Revolución Mexicana formulando su propio programa de reforma agraria para redistribuir la tierra, arrebatada a los campesinos durante la colonia española.

El 10 de abril de 1919 —hace exactamente 90 años— murió asesinado en una emboscada ordenada por el entonces presidente Venustiano Carranza, lo que causó una enérgica condena de la opinión pública, que desde entonces lo convirtió en símbolo de la lucha por la justicia social.

Familiares y seguidores de Zapata salieron en desbandada para evitar la misma suerte. La abuela de Margarita se echó a su hijo Eugenio en la espalda y huyó hacia el norte, sin rumbo, hasta llegar a San Diego, donde fue sirvienta durante 14 años. Tras la muerte de su patrona, regresó a Yautepec, su pueblo natal, donde fue localizada por el presidente Lázaro Cárdenas, quien le ofreció una beca a su hijo para que estudiara en París.

Allí, Eugenio se casó y procreó dos hijas, Margarita y su hermana que actualmente vive en Pasadena. Regresó a México y tras años de ejercer su profesión en el país voló a Cuba con su familia, para impulsar el proyecto socialista de Fidel Castro a principios de los años 60.

"La justicia no tiene frontera y se debe buscar en todo el mundo", señala Margarita tratando de explicar el legado de su abuelo.

En la isla, Margarita conoció a rebeldes nicaragüenses opositores a la dictadura de Anastasio Somoza, y se enroló en las filas del FSLN como combatiente. Fue enviada a prisión, donde permaneció durante dos años. Al salir se casó con un costarricense y se fue de Nicaragua hasta que en 1968 regresó para militar en el FSLN.

Sus cuatro hijos viven actualmente en San Francisco, Miami y NY y colaboran con organizaciones en defensa de los inmigrantes. En tanto que Ana María Zapata, media hermana de Diego y la única hija de Emiliano Zapata que aún vive, tiene 95 años y la piel marchita, pero la memoria histórica intacta de su vida como una de las primeras mujeres diputadas federales que hubo en México, donde intentó plasmar en leyes los ideales de su padre. "Hicimos lo que pudimos, pero eran muchas las necesidades… la justicia que clamaba mi padre necesita muchísimos años, siglos tal vez", resume desde Cuautla, Morelos, donde conserva su humilde casa de paredes descascaradas que enmarcan las fotos de su padre.

Ana María y sus hijos son algunos de los descendientes de Emiliano Zapata, que se quedaron a vivir en la zona, donde enterraron los restos de "El General".

(La Opinion.Com)
(Noticias)

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