Powered By Blogger

lunes, 1 de septiembre de 2008

LICENCIADOS O SILENCIADOS

Moisés Absalón Pastora
AQUI NICARAGUA

Refería ayer, cuando la libertad de expresión era palpable, que los periodistas éramos “tapudos con licencia” porque podíamos decir lo que quisiéramos del poderoso de turno o de cualquiera de sus varios anillos. En esos tiempos la libertad era tan extrema que la democracia se podía respirar, y tanto, que nos molestábamos a veces cuando la procacidad de algunos, acompañada de la vulgaridad y el crimen contra la belleza del idioma, nos taladraba los tímpanos. Aun así, independientemente de aquello que oíamos, mirábamos o leíamos y no nos gustaba, siempre estábamos contentos y orgullosos por el derecho del otro a expresa lo que quisiera porque la primera sensación que percibíamos era de una inmensa seguridad de comenzar a vivir civilizadamente.

Esa libertad de expresión de la que hablo no fue un regalo de los gobiernos sino un derecho conquistado por la nación y sus ciudadanos a través de una guerra donde el verbo se expresó a través de la boca de los fusiles. Preservar esa gigantesca conquista a partir de 1990 no fue fácil porque tuvimos que enfrentar circunstancias duras, muchas de ellas a riesgo de nuestras vidas y aunque los gobernantes de entonces tuvieron sus tentaciones hay que reconocer que al final se les impuso la sensatez y entendieron que lanzarse contra el pensamiento y la expresión hubiera significado de todas formas hacer de las paredes de nuestras ciudades, pueblos y comarcas inmensos periódicos denunciando las abominables prácticas y conductas de los dictadores.

Desgraciadamente debo reconocer que ahora hay muchos “tapudos silenciados” porque evidentemente estamos viviendo la reedición de la dictadura de los ochenta que desde su ascenso al poder por la ruta minoritaria del electorado se propuso exterminar al pensamiento libre sin necesidad –por aquello de los viejos errores- de callar una radio, estrangular un periódico o clausurar un canal. Ahora más refinadamente y como un primer paso el grifo por donde antes manaba a cantaros la publicidad, que generada desde el gobierno promocionaba sus diversos programas, fue cerrado para aniquilar al radio periodismo donde históricamente se concentró la voz de denuncia contra el autoritarismo y la intolerancia. Hoy una gran cantidad de radioperiódicos desaparecieron. Centenares de radioperiodistas están en la más absoluta y total miseria y muchas radios murieron por la falta de clientes para hilvanar su programación y de publicidad para mantenerse al aire.

Hoy el péndulo guillotinante de las licencias para los medios electrónicos, léase radios y estaciones de televisión afila sus hojas para decapitar a los que le representan piedras en su camino. Los verdugos no lo disimulan y sugieren con marcada felicidad que en enero del próximo año TELCOR hará una profunda revisión y que las frecuencias, a nombre de la transparencia, serán “licitadas” al mejor postor que perfectamente podría llamarse PETRONIC, ALBACARUNA o cualquier testaferro de la familia presidencial que tiene en su haber Radio ya, Radio Sandino, La Primerísimo, Canal 4 y otras emisoras que llevadas a la quiebra han sido compradas al regalado sin meter que ahora tienen un periódico semanal y que están en campaña contra La Prensa, El Nuevo Diario y que indudablemente vienen por el Canal 2 que Octavio Sacasa y Martha Pasos supusieron proteger capando a aquel que creía tener bien puestos los gemelos más grandes.

El más reciente golpe a la libertad de expresión se lo propinaron a Jaime Arellano, que ciertamente estaba haciendo desde su programa carrera política, creyéndose a veces la conciencia de todos, pero nicaragüense al fin que independientemente de la campaña que le tienen montada, como premonitoria de su “ajusticiamiento”, dirían ellos, tiene todo el derecho de expresar lo que piensa así sea del desagrado de la familia Ortega Murillo y de sus consentidos Consejos del Poder Ciudadano que ahora amenazan, amedrentan y sentencian a nombre de Dios y de la Oración que es la vía sacramentada para comunicarnos con el dueño de nuestras vidas.

Mientras la libertad de expresión es solo panacea para los que comulgan oficialmente con el régimen y las todavía tribunas libres y valientes que heroicamente se la juegan como soldados de honor para denunciar las desviaciones políticas y morales de los “Compañeros Ortega y Murillo”, lo que observamos todos los nicaragüenses, es un derroche sin par en nuestra historia del erario público desde el cual millonadas de dólares se pagan a algunos canales que no solo cobran el tiempo-aire que consume la falaz propaganda revolucionarista, sino que como bonificación también han entregado hasta la línea editorial de sus medios.

El país es conducido sobre peligrosos y tenebrosos caminos. Los nicaragüenses de bien tenemos la responsabilidad más grande en todo éste asunto. Si con vehemencia no asumimos el rol que nos corresponde y nos acobardamos ahora que podemos golpear la mesa para denunciar que se están gestando condiciones explosivas el mañana no será duro sino sangriento. El momento es ahora y la decisión es hoy. No enredemos eso de ser mansos, con ser mensos .
Fuente;AquiNicaragua.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario