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lunes, 19 de octubre de 2009

La fe sin fronteras de Olga Tañón

By ARTURO ARIAS-POLO
aarias-polo@elnuevoherald.com
Cuando apenas se alivia la polvareda levantada por su visita a Cuba con el concierto Paz sin fronteras, Olga Tañón vuelve a ser noticia en el Sur de la Florida por su presentación este domingo en el Hard Rock Seminole Café.

"Haremos un show de dos horas con las canciones que la gente conoce. También incluiré Amor entre tres, un tema que se escuchó en la telenovela venezolana La vida entera'', expresa la cantante desde Orlando, en la primera entrevista concedida a El Nuevo Herald tras su polémico viaje a La Habana.

Su buena vibra contagia a la distancia y en escena ocurre igual. No por gusto alborota multitudes con sólo gritar ¡Es mentiroso!, tal como lo hizo en la Plaza de la Revolución habanera hace un mes. "La mayoría de las veces elijo lo que quiero cantar, pero todo depende de la duración del espectáculo. Una se emociona y sigue cantando, aunque trate de respetar el orden establecido por el director [Ceferino Cabán]'', señala.

Tañón afirma sentirse afortunada por pertenecer a ese reducido grupo de artistas que ha podido transitar por el merengue, la balada y el pop sin perder su público. En su vida personal no puede pedir más. Es feliz con su pareja, el empresario Billy Denizard, y sus hijos Gabriela, Indiana e Ian abarcan todo su tiempo disponible. Por eso no asombra que responda las preguntas a través del celular cuando viene de buscarlos en la escuela.

"Van a ser artistas'', vaticina entre risas. "Ayer estaban cantando canciones de los Jonas Brothers, porque han salido medio gringuitos. ¡Lo bueno es que afinan!''.

Luego describe su agenda repleta de presentaciones privadas y conciertos en Puerto Rico, y su compromiso con La real academia, el espacio en vivo de TV Azteca que la obliga a trasladarse a México semanalmente. "Ese tipo de programa me agobia un poquito porque yo nunca había sido juez'', revela. ``Recuerdo que cuando competí en una ocasión [en los comienzos de la carrera] me traicionaron los nervios. Sin embargo, esta experiencia mexicana ha sido muy bonita''.

Por fortuna, ningún "extra'' impide que su creatividad musical se agote. Mientras escribe para su próximo disco, la Mujer de Fuego disfruta el éxito de Carita linda, un merengue que grabó junto con el Grupo Manía para el nuevo álbum de la banda puertorriqueña. Y como siempre necesita mantenerse en contacto con el público, se cita con sus seguidores en Hablemos D, el espacio que sale los primeros miércoles de cada mes a las 7 p.m. a través de su página www.olgatanon.com.

Esa posibilidad le permite dialogar sobre asuntos que no suelen tener cabida en la televisión comercial. "Me interesaba disertar sobre temas que le interesaran a la gente, sin tener que competir contra el rating. En el próximo programa hablaremos sobre [la educación] de los niños especiales [junto con] una psicóloga que cuenta con mucha experiencia; y en otro abordaremos el tema gay, con muchachos que contarán sus experiencias''.

Al foro no le puede ir mejor. La prueba es que cuando la Tañón contó sus impresiones sobre su viaje a Cuba participaron más de tres mil personas.

Como el hecho levantó tantas pasiones, la cantante aprovecha para aclarar que su conducta alterada al ser abordada por los medios a su llegada de La Habana obedeció al agotamiento y al deseo desesperado de ver a sus hijos. Para colmo, en esos días había interrumpido el tratamiento de cortisona prescrito en la isla.

"Me dijeron que tenía que haber gritado `¡Libertad!', pero yo nunca he sido una artista política ni lo seré. Ese trabajo corresponde a los que están al mando de Cuba y a [el presidente Barack] Obama. Habiendo tantas cosas importantes que preguntar querían saber si Juanes fue mi chofer'', enfatiza.

Después, confiesa que antes de viajar a Cuba tenía "mucho miedo'', pero el Padre Darío, un sacerdote franciscano con quien mantiene una sólida amistad, se lo quitó.

"Me fui de Cuba llorando, con la esperanza de que los cubanos puedan tener lo que se merecen, y que en nombre de Dios pase lo que tenga que pasar a ese país tan maravilloso'', confiesa, y expresa su deseo de "que los cubanos de Miami puedan ir de una manera tranquila y los cubanos de allá puedan viajar a todas partes del mundo. ¿Por qué esos 11 millones de cubanos no pueden disfrutar de lo que disfrutamos nosotros? La fe es lo último que se pierde''. •
ElNuevoHerald.com

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