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lunes, 26 de abril de 2010

El Cirujano Invisible...Hamilton Naki

Cuando el doctor Christian Barnard anunció en diciembre de 1967 que había realizado con éxito el primer trasplante de corazón, nadie supo en su país –Sudáfrica– que quien extrajo con maestría el corazón del donante y lo preservó hasta que lo colocaron en el organismo del receptor fue Hamilton Naki, un empleado del hospital que había ingresado años antes como jardinero y que, a fuerza de experiencia, se había convertido en ‘cirujano’ no oficial. En la Sudáfrica de los años 60, con el apartheid imperante, no hubiera podido estudiar medicina: era negro.

Por esa razón su historia no se conoció por décadas, hasta que cayó el régimen que separaba a blancos y negros. \"Si hubieran publicado mi fotografía, los responsables habrían ido a la cárcel. Así eran las cosas\", contó en una entrevista, años antes de morir. Su postergación fue tan injusta tras la proeza médica, que cuando una vez apareció en una foto al lado del equipo de doctores de Barnard, vestido con gorro y protector de boca, el hospital se apresuró a aclarar que se trataba de \"un empleado de limpieza\".

La forma en que Naki llegó a ocupar un lugar en el equipo médico que realizó el primer trasplante de corazón es increíble. Abandonó la escuela y encontró su primer trabajo a los catorce años cortando el césped en la Universidad de Ciudad del Cabo. Después pasó a limpiar las jaulas de los animales de laboratorio y siguió avanzando cuando un profesor le pidió que le ayudara a anestesiar a los animales usados por los estudiantes de cirugía. Con el tiempo aprendió a utilizar el bisturí con más pericia que los alumnos, suturar heridas, cerrar vasos sanguíneos.


Una razón convenció a Barnard de pedirle a Naki integrar su equipo: su capacidad para enseñar a los estudiantes de medicina a realizar complicados trasplantes de hígado en cerdos, un procedimiento que se dice es técnicamente más complicado que los trasplantes de corazón en los humanos. Lograba suturar diminutos vasos sanguíneos con sorprendente precisión y hasta completaba las operaciones que los estudiantes de medicina dejaban sin terminar. \"Los alumnos me pedían consejo y me llamaban ‘el padre cirujano’\", dijo Naki alguna vez.

Era un cirujano autodidacta que, increíblemente, había aprendido de la mera observación y obtenido su destreza practicando con animales. Su talento solo lo conocían quienes compartían quirófano con él. Oficialmente era el auxiliar de limpieza. El reto al lado de Christian Barnard era distinto: a él le toco retirar el corazón de la mujer (que perdió la vida atropellada por un coche) y que fue a parar en el cuerpo de un hombre adulto, el primero que recibió un corazón ajeno.

Nada de esto se conoció en su momento. En los años 60 y las décadas siguientes Naki siguió siendo solo un ciudadano negro que vivía en un barrio periférico de Ciudad del Cabo y no un ‘médico consagrado’ como ocurrió con todos los demás. Recién cuando el ‘apartheid’ desapareció en 1994 se reveló su contribución a la ciencia. Hasta Christian Barnard se animó a hablar el 2001 –también poco antes de morir– sobre Naki: \"Técnicamente él es mejor que yo\". El 2003 el gobierno le otorgó un título de medicina honorífico por sus largos años entrenando cirujanos.

Hamilton Naki murió en mayo del 2005 a los 78 años. La Universidad del Cabo lo considera un pionero de la cirugía. Vivió hasta sus últimos días con su pensión de asistente de laboratorio. Hoy es un héroe en la internet y los internautas intercambian ‘pps’ donde cuentan su vida. Finalmente la historia empieza a reivindicarlo.


fuente; http://www.blogger.com/

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