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jueves, 2 de octubre de 2008

Orteguismo resucita estructuras represivas en Nicaragua

Por José Ramón Gutierrez*
El aglutinamiento y reorganización de los antiguos miembros de las fuerzas de combate especializadas, conocidas como Tropas Pablo Úbeda (TPU), así como la reactivación de los comités revolucionarios, que hoy se presentan como los CPC, son hechos que no pueden verse aisladamente y representan una gravísima amenaza para el futuro democrático e institucional de Nicaragua.

Si a esto le sumamos la brutal y hasta hoy impune agresión de las turbas sandinistas en contra de manifestantes opositores ocurrida el sábado 20 de septiembre en León y la reaparición de “fuerzas tenebrosas” (ex miembros de la Seguridad del Estado de los años 80, que nunca despareció totalmente y que funciona como estructura paralela), el panorama nicaragüense es cada vez más preocupante y sombrío.

Aparte de las acciones vandálicas de León, las fuerzas de choque del sandinismo han mantenido un permanente y violento acoso en contra de toda manifestación opositora, incluyendo acciones en contra de quienes participan por el liberalismo en la campaña por las elecciones municipales de noviembre próximo.

Las acciones desarrolladas por estos grupos paramilitares y fieles a las pretensiones dictatoriales de los Ortega / Murillo, atentan incluso en contra de compañeros de la lucha antisomocista que hoy militan en el Movimiento de Renovación Sandinista (MRS). Estas acciones no pueden verse sino como parte de una estrategia para consolidar todo un proyecto político dictatorial y represivo, que Ortega usará cuantas veces le sea necesario en contra del pueblo para perpetuarse el poder.

Dentro esta estrategia de intimidación y terror el orteguismo ha parido una nueva organización, denominada Consejo Nacional de Combatientes Retirados del Mint (Ministerio del Interior, en la década de los ochenta bajo la dirección de Tomás Borge y Lenín Cerna). Esta organización paramilitar, a través de una carta, “advirtió” a los matutinos nacionales [La Prensal v El Nuevo Diario que deben “cesar sus cuestionamientos a la administración del presidente Daniel Ortega”, según publicó La Prensa en su edición de este martes 30 de septiembre.

En sus oscuros proyectos políticos y económicos, Ortega y compañía gastan cuantiosos recursos económicos armando un nuevo ejercito de turbas, capaces de destruir garrotear y matar a quien se le ponga enfrente, ante una policía que, de manera indolente, incumple el mandato constitucional de preservar la vida, la seguridad, la propiedad y el orden público, permitiendo que civiles armados actúen alevosamente en contra de ciudadanos indefensos, cuyo único delito es no saber venderse, ni escupir sobre los principios e ideales que alguna vez, imagino, también tuvo la actual Ministra de Gobernación.

Los nicaragüenses que vivimos en el exterior rechazamos la violencia y la cobardía del presidente Daniel Ortega, el hombre de las mil mascaras, que manipula la fe a su gusto y conveniencia; el dictador que nació de la izquierda apadrinado y al mismo tiempo despreciado en silencio por Fidel Castro y por la mayoría de los comunistas cubanos. Repudiamos, por honor y vergüenza, a este régimen de doble moral, que se llena la boca proclamando el ideario del general Sandino, el amor, la paz y la reconciliación nacional, pero que en la acción únicamente ha sembrado el odio, la traición, la cizaña, la corrupción a todos los niveles del país y la destrucción de la sociedad nicaragüense.
¿Hasta cuándo lo seguiremos permitiendo?

* Fundador de la organización de inmigrantes Nicaragua Sin Fronteras. La Carpio, La Uruca - San José, Costa Rica
Fuente;Nicaragua Hoy

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