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domingo, 14 de diciembre de 2008

Excelsior de México: Daniel Ortega, desteñido y enterrado

Opinión del Experto
Por Diego Cevallos

Tomado del Excelsior de México

http://www.exonline.com.mx/diario/columna/436320

Los guerrilleros sandinistas de Nicaragua derrocaron en 1979 la dictadura familiar de los Somoza, que duró 43 años. Lo suyo fue una gesta. Lucharon contra todo, incluido el apoyo de Estados Unidos a los déspotas de ese país y luego, ya como gobierno en los 90, soportaron su asedio a través de los llamados contras. Casi 20 años después, están otra vez al mando y decepcionan.

Puertas adentro, lo repudian ex sandinistas, grupos de derechos humanos, feministas, defensores de la libertad de expresión, políticos de varios signos y respetados intelectuales como Ernesto Cardenal y Sergio Ramírez. Varios de ellos denuncian acoso y autoritarismo gubernamental y afirman que en las elecciones municipales de noviembre el gobierno cometió un grosero fraude.

Puertas afuera, la situación no es muy diferente. La Unión Europea, Washington, la OEA, la SIP, Reporteros sin Fronteras y otros, lanzan críticas, exhortos y algunos decidieron cortarles ya la entrega de apoyo financiero. Uno de los pocos respaldos que le quedan y es valioso —unos 520 millones de dólares de los que autoridades no dan cuenta a nadie— ha llegado de Venezuela.

Daniel Ortega, el ex guerrillero y otrora presidente admirado de amplia sonrisa y juventud, es hoy un mandatario añoso acusado de actuar como los Somoza.

¿Qué pasó con el Ortega del glamour revolucionario, dónde quedó su talante heroico?

Algunas respuestas estarían en el dudoso ejercicio del poder en su primer periodo —entre 1985 y 1990—, cuando la corrupción de algunos de sus compañeros fue evidente y su administración terminó en medio de una inflación de cinco dígitos. Otra apunta a sus actuales ligas y negociaciones con la derecha del ex presidente Arnoldo Alemán (1997-02), condenado a 20 años de prisión por corrupción.

Punto aparte merece su dependencia marital con Rosario Murillo, su secretaria, jefa de gabinete y directora de protocolo, entre otros cargos. Murillo aparece casi siempre junto a Ortega y cuando lo hace sola despacha a su nombre.

Según el Movimiento Autónomo de Mujeres de Nicaragua, el poder de Murillo se origina “en haber canjeado la integridad de su hija por el dominio que ahora ostenta en Ortega”. De un día a otro, la esposa del mandatario dejó de acusarlo de los abusos sexuales que su hija afirma haber sufrido de Ortega.

El escritor Sergio Ramírez sostiene que su empobrecido país, el de más bajo índice de desarrollo en América Latina, sólo detrás de Haití, va camino a una dictadura y señala que a Ortega el poder lo cegó y corrompió.

Igual que el presidente Hugo Chávez en Venezuela o Rafael Correa de Ecuador, quienes se proclaman de izquierda, Ortega expresa que todos los que hablan mal de su gobierno son “vendepatrias” o responden a la oligarquía. Ninguno de los tres acepta la crítica y según sus inflamados discursos “revolucionarios”, rara vez cometen alguna equivocación.

Ortega tiene muy escaso apoyo social interno, abajo de 20 por ciento, lo que lo convierte en el menos querido por sus ciudadanos en toda la región. Aun así y en medio de evidencias de fraude en las elecciones municipales de noviembre, el oficialismo que prohibió el ingreso de observadores a esos comicios, se proclamó ganador.

Diversos medios de comunicación denuncian acoso oficial y hasta ataques físicos de parte del gobierno sandinista. Ortega, que desde el inicio de su mandato en enero se niega a hablar con periodistas nicaragüenses, acusa a los medios de estar vendidos al “imperialismo”. Lo mismo insinúa con respecto al secretario de la OEA, José Miguel Insulza.

Ortega no está respetando a nadie y las violaciones a los derechos fundamentales son cotidianas en la Nicaragua de hoy, afirma Vilma Núñez, una ex destacada militante del sandinismo.

En su intolerancia a cualquier crítica, el oficialismo arremetió incluso contra grupos no gubernamentales. En un movimiento que puso los pelos de punta a cooperantes europeos, fiscales acusaron a 17 de esas organizaciones de “lavar dinero” y algunas de las sedes de esas entidades fueron ocupadas por policías.

El guerrillero de antaño que estuvo siete años preso y derrocó a los Somoza tras 17 años de una guerra que costó 50 mil vidas, dejó un número similar de lisiados y desplazó a 500 mil de sus hogares, es hoy un desconocido para gran parte de quienes lo vitorearon en el pasado.

Fuente;Nicaragua Hoy.

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